Daniele Raggi

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CUANDO LOS DOLORES TIENEN ORIGENES INTERNOS

Ahora sabemos que el dolor está representado por inconsistencias que, si ocurren, son electro/bio/químicas/mecánicas.

Rara vez activamos el aspecto energético de esta manera.

Donde si ocurre dolor, la energía siempre está en un estado alterado y caótico.

Es decir, los portadores de energía no se mueven de forma coherente, sino de forma extraña.

De ahí el calor, la inflamación, el dolor.

Porque la energía, ahorrada por cosas que no se ven, es un elemento siempre presente y responsable del estado de salud.

El pensamiento también es energía.

Este último está fuertemente influenciado por los pensamientos del individuo, contribuyendo a fenómenos de coherencia o caos. Por eso sabemos que estamos en conflicto (energía que trae consigo ideas encontradas), y podemos crear incluso formas graves de enfermedad.

Para crear bloqueos energéticos o falta de vitalidad, existen compromisos sanos e internos que se han realizado por el poder de perder energía, creando estancamiento, provocando dolor y malestar. Los compromisos son algo que aceptamos, pero sabemos que no habrían sido correctos.

El compromiso es traicionar la conciencia de que se comete lo que no habría sido correcto hacer.

Los compromisos son una de las trampas más presentes en la vida de una persona.

La conciencia es una de las cosas más ausentes en la vida de las personas.

(D. Raggi)

Cuidados complementarios

CONEXIONES ENTRE ESTRUCTURAS FASCIALES

Un buen día, mientras caminas tranquilamente por la calle, te resbalas de la acera y caes de trasero al suelo. Momentos de pánico pero nada grave.

Sin embargo, sentiste ese dolor entre tu nalga y tu sacro. Un poco de dolor durante unos días, pero al poco tiempo se olvida todo. Es posible que el dolor haya desaparecido, pero el trauma de la caída ha creado una disfunción en las articulaciones sacroilíacas (la unión que conecta el sacro y la pelvis) y con el tiempo compromete y limita los movimientos articulares.

Con el tiempo, inexplicablemente comienzas a sentir molestias en el hombro al levantar el brazo, así como una limitación al levantar el brazo por encima de la cabeza.

Sin embargo, nunca ha tenido ningún traumatismo directo en el hombro y tiene mucho cuidado al realizar los ejercicios con los brazos. Pero ¿qué pasó realmente?

Aquella famosa caída sobre el trasero creó una «fijación» articular a la altura del sacro y la pelvis.

A través de las bandas músculo-conectivas, que cruzan el camino del dorsal ancho, esas fijaciones han comenzado a influir en los movimientos del brazo.

En este caso el hombro, que funciona mal durante mucho tiempo y de forma limitada, puede generar inflamación en la articulación o en los músculos que la rodean.

Sin embargo, el verdadero problema, o más bien la causa, reside en la zona pélvica, que conviene liberar y movilizar para que las conexiones entre pelvis, columna y hombro no se limiten e influyan en los movimientos.

Las conexiones en el cuerpo son prácticamente infinitas. Las estructuras fasciales que nos envuelven son verdaderamente grandes y variadas; pueden ocultar las causas del dolor incluso muy alejadas del síntoma.

Para comprender la lógica de los trastornos posturales y los ejercicios específicos, les remito a mi libro aquí en el enlace de Amazon Prime, también en versión libro electrónico:

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