Roberto Poli
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El músculo psoas:
Su majestad el psoas sin aburrirte demasiado con la anatomía…
1.Es un músculo que piensa.
El psoas está envuelto por una red muy rica de terminaciones nerviosas viscerales y somáticas. Esto lo convierte en un verdadero transductor neurovegetativo: siente, responde, retiene. Él es el primero en endurecerse en el trauma y el último en soltarlo.
2.Es un puente entre el corazón y las piernas.
Se origina en las vértebras torácico-lumbares, pasa junto al diafragma, se desliza entre las vísceras y se inserta en el trocánter menor del fémur. No es un simple flexor: conecta profundamente el pecho con la pelvis, participando también en el ritmo de la respiración (sobre todo en las respiraciones diafragmáticas profundas).
3.Es un “guardián emocional”.
El psoas suele estar hiperactivo en aquellos que viven en modo de lucha o huida. Un psoas crónicamente contraído, puede ser la manifestación somática de miedos arcaicos, sentimientos de inseguridad y experiencias de inestabilidad. Trabajar allí también significa tocar memorias celulares. 4.Es un músculo… pero también un órgano sensorial.
Según algunos enfoques osteopáticos y somáticos (incluido Jeffrey Yuen), debería tratarse como un órgano de sentimiento profundo, no solo como una estructura mecánica. Tiene una verdadera función de conexión a tierra energética, especialmente para aquellos que han perdido el contacto con su centro (desde el ombligo hacia abajo).
5.Está relacionado con el Agua y el Mandato (Ming Men).
Según la Medicina Clásica China, está relacionado con el Riñón, el Ming Men y el Zhi. Su tensión puede ser un signo de desconexión con el propio propósito, con el propio “por qué” visceral. Liberarlo puede reactivar la escucha del Mandato de su proyecto (seguro que suena extraño pero no lo es) ¿Cómo se siente?
1.Dolor lumbar crónico (especialmente unilateral).
El psoas tira de las vértebras lumbares hacia delante y lateralmente.
¿Resultado? Dolor lumbar asimétrico, resistente a las manipulaciones clásicas.
2.Tensión inguinal y pubalgia.
Puede provocar un dolor profundo en el pliegue inguinal, a veces confundido con una hernia, inflamación de los tendones aductores o problemas urológicos/ginecológicos.
3.Dolor sacro o desalineación pélvica.
Cuando se contrae unilateralmente, el psoas puede “rotar” la pelvis, alterando la relación con el sacro y el íleon.
Sensación: Como si una pierna fuera “más corta” o el cuerpo estuviera desequilibrado. 4. Dolor de estómago por estrés.
El psoas se comunica con el diafragma y las vísceras. Si está en espasmo, puede crear una verdadera sensación de nudo visceral, náuseas psicosomáticas, tensión abdominal inexplicable.
5.Dolor de rodilla (sin causa aparente).
Su acción sobre la cadena anterior y la rotación interna del fémur, puede provocar dolor anterior o interno de rodilla, incluso sin inflamación evidente.
6.Ciática “enmascarada”.
Un Psoas inflamado puede irritar el nervio femoral, pero a veces también alterar el curso del nervio ciático como efecto compensatorio.
Historia típica: “Me duele la pierna… ¡pero mi espalda está bien!”
7.Calambres menstruales y tensión pélvica.
El psoas toca el útero, los ovarios, el colon.
Si se contrae, puede contribuir a la dismenorrea, hinchazón abdominal y dolor pélvico. Sobre todo en aquellos que lo viven todo “en la barriga”. 8.Sensación de “no tener base”.
No es un dolor físico, sino una percepción sutil: confusión, inestabilidad emocional, falta de arraigo. Es tu cuerpo diciéndote: “No confías en ti mismo”.
Lo conocemos como flexor de cadera, lo tratamos como un músculo, pero el Psoas es mucho más
Es la “bisagra invisible” entre el cerebro, el corazón, el vientre y la historia que llevamos dentro.
Aquí hay 5 cosas que (quizás) no sabías:
1. Está conectado al sistema límbico.
Siempre que nos sentimos amenazados, el psoas se prepara para huir.
Es un mensajero directo de la amígdala.
No es sólo tensión: es memoria emocional.
2. Habla con tu instinto y tu respiración.
Pasa a través del diafragma y roza las vísceras.
Si se contrae, puede alterar la digestión, el tono vagal y la sensación de seguridad.
El cuerpo se cierra para protegerse.
3. Responde al PNEI. Cortisol, citocinas inflamatorias, estrés crónico: el psoas lo siente todo.
Es un “espía” del eje psico-neuro-endocrino-inmune.
Si no duermes bien, si estás siempre alerta, él lo sabe.
4. Congela el trauma.
En el trauma no siempre se lucha o se huye, a veces uno se congela.
El psoas puede permanecer tenso durante años, como si el peligro nunca hubiera pasado.
Y sólo estirarlo no es suficiente para liberarlo.
5. Necesita una alimentación específica
Bisglicinato de magnesio para la relajación;
Vitaminas B6 y B1 para regenerar los circuitos del sistema nervioso;
Ashwagandha para decirle que puede confiar;
Zinc para reparar daños silenciosos;
Pero ten cuidado:
En kinesiología no solo buscamos músculos débiles, buscamos por qué se debilitaron.
A veces falta magnesio.
A veces lo único que falta es el silencio. Un psoas que no se sostiene puede ser un signo de una deficiencia de zinc.
o un deseo no expresado de protección.
Es por esto que no existe una vitamina adecuada para todos.
Cada persona es una prueba única, una historia que se cuenta a través del cuerpo, y que pueda ser escuchado con respeto.
La verdadera fuerza no se impone, se restaura cuando las condiciones internas son las adecuadas.
LOS 3 NIVELES DE DEBILIDAD EN KINESIOLOGÍA
(Cuando un músculo “no aguanta”, ¿qué está diciendo realmente?)
1. NIVEL BIOQUÍMICO – El cuerpo tiene hambre:
Deficiencias de minerales, vitaminas, ácidos grasos, enzimas.
Intoxicaciones silenciosas, disbiosis, desequilibrios hormonales.
Signos: fatiga crónica, espasmos, dolor recurrente.
¿Qué le falta a mi cuerpo para funcionar bien? 2. NIVEL PSÍQUICO – El cuerpo tiene memoria:
Traumas emocionales, dolor, antiguos miedos no digeridos.
Mecanismos de protección (congelación, escape, máscaras).
El músculo se “apaga” para protegerte.
¿A qué me estoy aferrando o evitando?
3. NIVEL DE ENERGÍA – El cuerpo tiene un mensaje:
Interferencias en los meridianos, desequilibrios orgánicos según la Medicina Clásica China.
Campo energético alterado, conexión a tierra frágil.
El músculo habla a través del Qi que no fluye.
¿Dónde perdí mi fluidez?