Salud en la vejez

En la tercera fase de nuestra vida, se vuelve imprescindible aprender a adoptar una actitud mental positiva ante la vida.

Psicológicamente, la persona mayor se deprime fácilmente y envejece mal, porque su horizonte temporal está formado por personas de su entorno que envejecen, enferman y mueren.

Con nuestro estilo de vida muchas veces caemos en el error de obstaculizar o reprimir nuestra vitalidad, impidiendo su flujo natural.

Emocionalmente llegan recuerdos del pasado, que se transforman en nostalgia, melancolía y consecuentemente en autocompasión y depresión.

Los problemas crecen desproporcionadamente, llegando a veces a ser insuperables.

Esto lleva a recurrir a una solicitud excesiva de ayuda de la sociedad o de la familia para situaciones objetivamente marginales, o por el contrario a un rechazo asocial que tiende a aislar al sujeto y crear otros síndromes depresivos adicionales.

Por eso es importante comprometerse a buscar un mejor estilo de vida para envejecer con salud y bienestar, siendo autosuficientes, independientes y conscientes de la confirmación de seguir siendo útiles a la comunidad.

En los últimos años, la esperanza de vida ha aumentado significativamente; no se puede decir lo mismo de la esperanza de salud, es decir, el número de años disponibles en los que se puede vivir en condiciones de excelente vitalidad, buena salud y mejor calidad de vida.

Para alcanzar estos objetivos y aumentar significativamente las expectativas de salud, es necesario evitar el consumo y pérdida de fuerza y ​​energía vital.

Según disciplinas como el Yoga, la Antigua Medicina Ayurvédica y la Medicina Tradicional China, es posible frenar considerablemente el envejecimiento mediante una correcta nutrición, consumiendo principalmente alimentos frescos, saludables y llenos de vitalidad, integrando la dieta con productos vegetales naturales específicos y utilizando las disciplinas de Bienestar holístico y bionatural como Shiatsu, Jin Shin Do®, Reflexología Plantar, etc.

Investigaciones estadísticas recientes afirman que las personas mayores prestan cada vez más atención a sus condiciones de salud, dando relevancia a sus problemas y recurriendo cada vez más a operadores holísticos.

El tratamiento Shiatsu, por ejemplo, es de importancia adicional para lograr expectativas óptimas de salud y bienestar para las personas mayores.

Numerosos estudios han demostrado que un tratamiento de Shiatsu puede reducir significativamente el dolor, la ansiedad y la depresión en una persona mayor, promoviendo un estado placentero y profundo de relajación y bienestar.

Además, técnicas como el Jin Shin Do® constituyen un apoyo válido para quien sufre la pérdida de un ser querido, o en todos los casos en los que se enfrenta a un trauma psicológico, incluso de larga data, quizás cristalizado y consolidado por dedica algo de tiempo.

También está comprobado que el Shiatsu, el Jin Shin Do® y la Reflexología Plantar son útiles para personas con movilidad reducida o que se encuentran encamadas.

Los tratamientos de Reflexología Plantar ayudan a las personas mayores a recuperar la confianza en sí mismos, reforzar sus defensas inmunitarias, regular el metabolismo linfático y sanguíneo y mejorar significativamente su estado de ánimo.

El Shiatsu se practica normalmente sobre un futón en el suelo, pero se puede modificar fácilmente implementándolo sobre una camilla de masaje, para adaptarlo a personas discapacitadas o con movilidad reducida.

Experiencias y realidades consolidadas ya están activas desde hace varios años en varios países, apoyando incluso problemas graves, como el Alzheimer o el Parkinson, hasta el punto de integrar la atención médica oncológica en la recuperación post-quimioterapia.

En conclusión, obviamente reiteramos el deseo de no sustituir el indispensable enfoque convencional y el objetivo de actuar siempre sólo como apoyo a las terapias médicas tradicionales.